
Malvinas no es una metáfora: es historia real. Y sus veteranos, los de verdad, merecen que esa historia no se relativice.

Un firme pronunciamiento desde la Casa de Veteranos del Partido de La Costa aclara quiénes tienen el reconocimiento legal como excombatientes y alerta sobre maniobras que podrían distorsionar la memoria colectiva.
La Casa de Veteranos de Guerra y Familiares del Partido de La Costa emitió un comunicado contundente con el objetivo de despejar ambigüedades respecto a quiénes son, legal y oficialmente, considerados veteranos de guerra en la República Argentina. La declaración, firmada por su presidente, Juan J. Moray, insiste en que únicamente los partícipes activos del conflicto bélico de Malvinas en 1982 —en cualquiera de sus frentes, terrestre, marítimo o aéreo— gozan del estatus legal de veteranos de guerra.
La advertencia surge en respuesta a la proliferación de discursos que buscan equiparar con ese estatus a militares que participaron en la movilización de tropas durante el conflicto limítrofe con Chile en 1978, en el marco de la tensión por el Canal de Beagle. Según expresaron, esa situación no pasó de una instancia diplomática y no constituyó un conflicto armado, por lo que no encuadra legalmente dentro de la categoría de «veterano de guerra».

“No fue nada más que eso, como podría haber sido una movilización para ejercicios militares”, expresa el comunicado en tono crítico, denunciando que este tipo de apropiaciones discursivas confunden a la sociedad y colaboran con un fenómeno que los propios excombatientes denominan desmalvinización.
Fundamentos Legales
La postura de los veteranos está sustentada por el marco jurídico argentino:
- Ley Nacional 23.109: establece beneficios para quienes participaron en acciones bélicas durante el conflicto del Atlántico Sur en 1982.
- Ley 24.950 (1998): amplía derechos previsionales a veteranos de guerra reconocidos oficialmente.
- Decreto 509/88: define como veteranos de guerra a los ciudadanos que participaron en combate entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982.
- Decreto 886/05: reitera y especifica que la condición de veterano está ligada exclusivamente a quienes participaron en el conflicto bélico en el Atlántico Sur.

Según estos cuerpos normativos, no se reconoce como veterano de guerra a quienes solo fueron movilizados en otras instancias, ya que el componente bélico y la exposición directa al conflicto son elementos determinantes para la condición legal.
Nombrar con precisión es un acto de justicia.
La Guerra de Malvinas no fue solo una campaña militar: fue una tragedia nacional que dejó heridas sociales, físicas y psicológicas profundas. El reconocimiento legal a los veteranos no es un privilegio simbólico: es una reparación histórica frente a un Estado que durante años demoró en asumir sus deudas.
En un contexto donde las narrativas se disputan, permitir la confusión entre combatientes y no combatientes no es inocente: debilita la memoria histórica, diluye la legitimidad de los verdaderos héroes y, lo más grave, banaliza el sacrificio de quienes dejaron su vida en las islas.
Malvinas no es una metáfora: es historia real. Y sus veteranos, los de verdad, merecen que esa historia no se relativice.