En las extensas costas de San Clemente del Tuyú, donde las olas del mar Atlántico abrazan con pasión la tierra argentina, reside un hombre cuya vida se entrelaza con el coraje y el dolor de la guerra. Pablo Di Meglio, un patriota, un soldado de honor, un testigo de los horrores y hazañas de la Guerra de Malvinas.
El destino lo llevó al corazón de la batalla más intensa de aquel conflicto, en Monte Longdon, donde el fragor de la contienda envolvía las montañas y los valles en un velo de incertidumbre y peligro. Era el 11 de junio de 1982, una noche teñida de lamentos donde la oscuridad se aliaba con la tragedia.
El sonido de las balas cortaba el aire como cuchillas afiladas, mientras que el estruendo de los bombardeos anunciaba la presencia de la muerte. En medio de ese infierno, Di Meglio se encontraba en el epicentro del conflicto, defendiendo con fiereza la tierra que lo vio nacer. Pero el destino, caprichoso e implacable, le tenía reservada una prueba aún más dura.
Un disparo rasgó la noche, un proyectil traicionero que buscaba el corazón de un soldado argentino. Atravesó el casco de Di Meglio, desafiando la frontera entre la vida y la muerte. Sangre y dolor se hicieron compañeros de batalla, pero el espíritu indomable de aquel héroe se negaba a rendirse.
Minutos después, el estruendo de una granada cercana lo envolvió en un torbellino de fuego y metralla. El dolor, intenso y penetrante, se apoderó de su ser, pero su voluntad de acero permanecía inquebrantable. A pesar de las heridas, resistió con la valentía de un león en la selva de la guerra.
Capturado por el enemigo, Di Meglio fue tratado con la misma humanidad que él había mostrado hacia sus adversarios caídos. Aunque prisionero, su espíritu permanecía libre, erguido como un faro de esperanza en medio de la oscuridad de la contienda.
Días después, el rugido de los helicópteros anunció su rescate, el regreso a la tierra que lo vio nacer. Herido pero invicto, llevaba consigo las cicatrices de la batalla, las esquirlas del disparo y la explosión como mudos testigos de su sacrificio.
Hoy, entre las sombras del pasado y el susurro del viento marino, Pablo Di Meglio evoca esos días de gloria y tragedia. Su voz, cargada de emoción y nostalgia, se eleva como un himno a la memoria de los caídos, a los compañeros de armas que quedaron en los campos de batalla.
Cada 2 de abril, cuando el eco de la historia resuena en el corazón de la nación, Di Meglio cierra el puño con fuerza y grita con el alma ¡Viva la Patria! Porque sabe que la verdadera grandeza reside en el sacrificio de aquellos que dieron todo por defenderla.
Nunca los olvidaremos. En las páginas de la historia, en el eterno recuerdo de aquellos que vivieron y murieron por la causa, su legado perdurará por siempre.
FIN.
Nota destacada:
Ignacio Di Meglio (Nacho) hijo de un heroe de Malvinas y su vision de la gerra NOTA https://threadreaderapp.com/thread/1113079271889801216.html
Relato historico Batalla Mote Longdon:
La Compañía “B” del Regimiento de Infantería 7, reforzada con la 1ra Sección de Ingenieros de Compañía de Ingenieros 10 y una Sección de ametralladoras de la Infantería de Marina, se encontraban emplazadas cubriendo el acceso Noroeste a la primera línea de posiciones defensivas de Puerto Argentino, en las alturas de Monte Longdon, a ordenes del Mayor Carlos Carrizo Salvadores, 2do jefe del Regimiento 7, constituyendo un punto fuerte denominado Subsector Plata y que defendía los 360° de la posición.
El 8 de junio, después de que oscureció, patrullas adelantadas detectaron la aproximación de fuerzas de infantería inglesas. Inmediatamente, se ordenó la apertura de fuego de los morteros pesados y se solicitó apoyo de fuego sobre la zona de avance del enemigo, acción que produjo su repliegue hacia el Noroeste. En los siguientes tres días se produjeron varios ataques aéreos, alcanzando por momentos una gran intensidad.
A las 20.30 horas del 11 de junio, se intensificó el fuego de artillería enemigo y se cortaron los tendidos telefónicos. Las distintas secciones quedaron comunicadas sólo por radio. Personal de comunicaciones, bajo el fuego inglés, inició su reparación, logrando restablecer el tendido una hora después. A las 21.30 hs el Subteniente Juan Domingo Baldini, Jefe de la 1ra Sección, informó que el enemigo había alcanzado su posición, comunicando que se aprestaba a lanzar un contraataque. Este valiente Oficial pasó a la acción y cayó sin vida junto al Cabo Ríos. A las 23 hs se inició el masivo ataque inglés sobre Monte Longdon. Sobre la medianoche, el Jefe del subsector ordenó al Teniente Hugo Aníbal Quiroga, Jefe de la Sección de Ingenieros 10, que lanzara un ataque sobre el sector donde estaba cercada la 1ra Sección de Baldini, con el fin de recuperar posiciones o facilitar el repliegue de esos efectivos. Los ingenieros se enfrentaron a los británicos, logrando que éstos se replegaran. Pero la fuerza de este ataque terminó deteniéndose, pues nuevas tropas inglesas presionaban sobre los flancos. Los combates cuerpo a cuerpo se multiplicaron y finalmente se logró detener el avance inglés y estabilizando la situación del sector. Entretanto, y desde las 23 hs la 2da y 3ra Sección del la compañía B eran presionadas por el enemigo desde el Oeste, Suroeste y Noroeste.
En esas circunstancias, se solicitó al Jefe del Regimiento 7 el envío de efectivos para emprender un nuevo contraataque sobre el enemigo. Con las primeras horas del 12 de junio llegó a Monte Longdon la Primera Sección de la Compañía C del Regimiento 7 al mando del Teniente Raúl Castañeda, quien había marchado hasta allí, hostigado por el fuego inglés. Se le ordenó entonces ejecutar un contraataque en dirección Noroeste para envolver a los británicos que asediaban a la Sección de Ingenieros y lo que quedaba de la 1ra Sección (Subteniente Baldini). A las 3 hs del 12 de junio, Castañeda entró en combate, enfrentando a importantes fuerzas del enemigo. Su embestida logró el repliegue de los británicos. Pero un masivo fuego de morteros detuvo el ímpetu argentino y propició un nuevo ataque inglés, ahora reforzado con nuevos efectivos. A las 5 horas del 12 de junio, el enemigo atacaba desde el Norte, Noroeste, Oeste y Suroeste con efectivos varias veces superiores, apoyado por masivo fuego de artillería y morteros. Las bengalas iluminaban el cielo nocturno. Para ese entonces, los argentinos ya no tenían efectivos disponibles para intentar un contraataque y sus municiones estaban casi agotadas. A pesar del fuego de artillería propio, que eficazmente castigaba su avance, el ataque británico no cedía.
A las 6.30 hs, el Comandante de la Agrupación Puerto Argentino ordenó el repliegue de las tropas Argentinas hacía Wireless Ridge y también ejecutar fuego masivo de artillería sobre las alturas de Monte Longdon, una vez que se retiraran. Después, se ordenó el repliegue de estos valerosos y extenuados combatientes a Puerto Argentino. De los trescientos efectivos empeñados en este combate, sólo noventa de ellos pudieron llegar a la capital malvinera. El resto fue tomado prisionero, cayó herido o entrego su vida en la acción.
Monte Longdon fue el combate más encarnizado de la campaña de las Malvinas y en aquella oscuridad poblada de bengalas, munición trazadora y relámpagos de bayonetas y cuchillos, nuestros soldados ofrecieron la más enconada resistencia y en muchos casos el supremo sacrificio hasta perder la vida.
Fuente de consulta:
Este es el Soldado Clase 62 Pablo Di Meglio, del Regimiento de Infantería Mecanizado 7 Cnl Conde de La Plata, herido en combate en Monte Longdon, en la Guerra de Malvinas.
Participó de la batalla más dramática de la guerra y sufrió el intento de ataque por sorpresa por la noche del ejercito inglés el 11 de junio de 1982. El bombardeo fue sumamente intenso y le permitió a las tropas británicas, con superioridad en números, avanzar sobre la posición argentina para dar combate cuerpo a cuerpo.
Di Meglio fue herido en su cabeza por un disparo que perforó su casco. Minutos después, también sufrió por la explosión cercana de una granada.
Luego fue capturado por el enemigo y atendido medícamente. Al días siguiente fue evacuado en helicóptero hacia un hospital de campaña
La imagen fue tomada por un corresponsal de guerra inglés.
Hoy, todavía con las esquirlas de ese disparo y esa explosión en su cabeza, cuenta su historia a quien lo escuche.
Por él, junto con el resto de los sobrevivientes y caídos, todos héroes, los 2 de abril cerramos el puño y gritamos desde el alma ¡Viva la Patria!
Nunca los olvidaremos