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Guillermo F. Apdepnur

En un giro inesperado de los acontecimientos, la reciente visita del ex primer ministro británico Boris Johnson a Argentina ha desatado una ola de críticas y reavivado tensiones diplomáticas latentes.

La presencia de Johnson en este balcón icónico, que históricamente ha sido utilizado por líderes argentinos para dirigirse a la nación, es altamente simbólica y potencialmente provocativa. Para muchos argentinos, especialmente para los veteranos de guerra y las familias de los caídos en el conflicto de las Malvinas, ver a un ex primer ministro británico en este lugar tan emblemático puede interpretarse como una afrenta a la soberanía nacional y a la memoria de quienes lucharon por las islas.

La Casa de Veteranos de Guerra y Familiares del Partido de la Costa, miembro activo de la Federación de Veteranos de la Provincia de Buenos Aires, emitió una enérgica nota de repudio en respuesta a lo que consideran una «falta de respeto» hacia los veteranos de la Guerra de Malvinas y el pueblo argentino en general.

El punto de mayor controversia fue el «paseo por el balcón de la Casa de Gobierno» realizado por Johnson, un gesto que, a 42 años del conflicto bélico, ha sido interpretado como una afrenta a la memoria de los 632 soldados argentinos que perdieron la vida en las islas.

Enrique Cerezo, secretario de la organización de veteranos, y Gustavo Placente, su presidente, firmaron la declaración que subraya el dolor aún vigente entre los ex combatientes y sus familias. «No podemos dejar pasar por alto esta falta de respeto a todos los Veteranos de Guerra y a todos los argentinos que respetan y adhieren a la lucha por la recuperación de nuestras Islas Malvinas», reza el comunicado.

Es importante señalar que esta no es la primera visita de Boris Johnson a Argentina. En mayo de 2018, cuando ocupaba el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Johnson realizó un gesto sin precedentes al rendir homenaje a los caídos argentinos en el conflicto.

En aquella ocasión, depositó una ofrenda floral en el monumento de la Plaza San Martín en Buenos Aires, convirtiéndose en el primer canciller británico en realizar tal acto en suelo argentino.

Aquel gesto fue visto como un paso hacia la reconciliación, con Johnson declarando en ese momento: «Es un honor reunirme con el ministro de Relaciones Exteriores Faurie y colocar una ofrenda floral en el Monumento a los Caídos, que conmemora a todos los que murieron en el conflicto de las Islas Falkland». Johnson también expresó su esperanza de que esa visita marcara «un nuevo capítulo» en las relaciones bilaterales.

Sin embargo, la reciente visita parece haber socavado los avances diplomáticos logrados anteriormente.

El contraste entre el homenaje de 2018 y la controversia actual subraya la complejidad de las relaciones anglo-argentinas, especialmente en lo que respecta a la cuestión de las Malvinas.

Este incidente pone de relieve la sensibilidad persistente en torno al tema de las Malvinas en la sociedad argentina y plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Mientras tanto, el repudio de los veteranos sirve como un recordatorio poderoso de que, para muchos argentinos, la cuestión de las Malvinas sigue siendo una herida abierta en la conciencia nacional.

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