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Por Guillermo Apdepnur

En una nueva reconfiguración del poder legislativo en el Partido de La Costa, la oposición logró quedarse con la presidencia de siete de las nueve comisiones permanentes del Honorable Concejo Deliberante (HCD). Sin embargo, este avance institucional no es homogéneo ni necesariamente sólido: el espacio de Juntos por el Cambio obtuvo solo seis de esas presidencias, y no logró imponerse en la conducción del cuerpo, que sigue bajo control del oficialismo.

Este dato no es menor. La oposición preside la mayoría de las comisiones, pero la falta de un liderazgo político claro y una estrategia de unidad impidieron a Juntos convertir esa mayoría en una conducción efectiva del Concejo. El hecho de no haber alcanzado la presidencia del HCD, a pesar de contar con superioridad numérica, expone con crudeza los límites de su capacidad política para transformar presencia institucional en poder real.

La coyuntura adquiere mayor relevancia tras el anuncio del gobernador Axel Kicillof, quien confirmó el desdoblamiento electoral bonaerense y fijó el próximo 7 de septiembre como fecha para las elecciones legislativas. La oposición deberá apurar definiciones, ordenar su interna y proyectar una propuesta concreta de cara a la ciudadanía.

Fragmentación opositora y reparto táctico

La distribución de las presidencias fue el resultado de acuerdos parciales entre sectores con intereses y jefaturas distintas. La UCR, con el concejal Daniel López como principal articulador, se quedó con comisiones clave como Obras Públicas, Educación, Género y Turismo. También de la linea radical liderada por la Senadora Flavia Delmonte, ubicó a Andrés Bertolot al frente de dos comisiones de fuerte contenido social: Salud y Niñez.

La Libertad Avanza, con con su referente en el partido de la costa Roxana Cavallini, colocó a Ricardo Arévalo en la comisión de Seguridad.

Juntos por el Cambio, como espacio colectivo, aparece sin cohesión ni conducción firme: si bien seis presidencias quedaron en manos de concejales identificados con ese frente, no hubo capacidad para proyectar una estrategia de conjunto ni para disputar la presidencia del cuerpo deliberativo.

La salida de Mónica Correa —ahora sin pertenencia partidaria clara y alineada con Patricia Bullrich— debilitó aún más al PRO, dejando al sector liderado por Sergio Santana con proyección real en la toma de decisiones y armado del PRO Costero.

Oficialismo en resistencia

El oficialismo logró conservar apenas dos comisiones: la presidencia del cuerpo, a cargo de Ezequiel Caruso, y la Comisión N°2 (Hacienda), aunque esta última aún genera controversia por la definición apretada y la tardía intervención de una concejala opositora. Caruso queda así como el principal referente de contención institucional, con la responsabilidad de administrar la dinámica legislativa en un cuerpo adverso.

Nuevos actores y un tablero que se mueve

El Concejo también podría cambiar en su composición: se prevé el ingreso de Sandra Santiago y Damián Comas en reemplazo de dos ediles del oficialismo.

En particular, Damián Comas, de origen sindical y con vínculos directos con el oficialismo provincial, podría ser un jugador con peso propio en la nueva etapa, y el armado estratégico del oficialismo ejecutivo.

Septiembre marca el rumbo

Con las elecciones confirmadas para el 7 de septiembre, los espacios políticos locales entran en una etapa de definiciones clave. La oposición, si bien preside la mayoría de las comisiones, aún no demuestra haber logrado traducir eso en un proyecto colectivo sólido. La imposibilidad de hacerse con la presidencia del HCD, incluso contando con mayoría, expone la falta de liderazgo político y la ausencia de una construcción de poder real dentro de Juntos.

Más allá del reparto institucional, el verdadero desafío será articular esa ventaja táctica con una propuesta política que convoque, ordene y dispute el rumbo del distrito.

Porque el número de comisiones puede ser importante, pero en política, sin conducción, no hay rumbo. Y sin rumbo, no hay poder.