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El pasado fin de semana, el Intendente Nahuel Guardia inauguró nuevas instalaciones en el Polideportivo Aguirrezabala, dentro del marco de un plan de inversión destinado al deporte.

Sin embargo, aunque el evento fue presentado con bombos y platillos, la realidad muestra que el esfuerzo realizado por el municipio queda corto frente a las verdaderas necesidades de la comunidad.

La austeridad del entorno y la falta de detalles cuidados reflejan lo que parece ser un esfuerzo mínimo por parte del municipio, que pudo haber hecho mucho más para darle a la comunidad un espacio digno y de calidad. A veces, las cintas no son suficientes para disimular las carencias.

Acompañado por el director de deportes, Alejandro Chileski, y el presidente del Club Social y Deportivo de General Lavalle, Diego Banquero, el intendente celebró la culminación de las obras en los vestuarios para visitantes y en el buffet. Aunque estas mejoras son bienvenidas, no podemos dejar de preguntarnos si son suficientes, considerando los recursos disponibles y las expectativas de la población.

Cabe recordar que el Club Social y Deportivo es la entidad que administra el predio bajo un acuerdo de comodato, lo que refuerza la necesidad de una gestión más ambiciosa y eficiente. La comunidad esperaba más, especialmente en un contexto donde los recursos existen y podrían haberse destinado a proyectos de mayor envergadura que impactaran de manera más significativa en el bienestar de los usuarios del polideportivo.

Aunque las obras se financiaron con fondos propios de la comuna, lo que podría parecer un logro, la realidad es que se trató de una intervención limitada que no refleja el verdadero potencial del municipio para fomentar el deporte y la recreación en la región. ¿Es este el máximo esfuerzo que puede hacer la administración local? La respuesta parece ser no, y la comunidad merece mucho más.