En una emocionante jornada que mezcló sabores, tradición y el orgullo de todo un pueblo, Mónica Garro se alzó con el primer puesto en la 49ª Fiesta Nacional del Salame Quintero en Mercedes, Buenos Aires. Este triunfo no solo es un logro personal para Mónica, sino que pone a Mercedes una vez más en el mapa como la capital indiscutida de este manjar argentino.
La competencia estuvo reñida, con decenas de participantes poniendo a prueba sus mejores creaciones ante un jurado de expertos que no dejó pasar ni un detalle. El sabor, por supuesto, fue clave, pero también se evaluó la textura, el aroma y ese no sé qué de la elaboración tradicional que hace único al salame quintero. Y vaya si Mónica demostró su arte en cada bocado.
“La verdad que estoy que no caigo”, nos confesó Mónica con los ojos brillantes luego de recibir el premio. “Esta receta viene de mi abuela, pasó por mi mamá y ahora la sigo yo. Es como si ellas también ganaran hoy”, agregó emocionada.
La Fiesta del Salame no es solo un concurso, es el evento del año en Mercedes. Las calles se llenan de vecinos y turistas que vienen de todos lados para probar las delicias locales. Los hoteles se agotan y los restaurantes no dan abasto. Es que el salame quintero es mucho más que un embutido, es parte del ADN mercedino.
El intendente, visiblemente contento, no dudó en señalar: “Lo de Mónica nos llena de orgullo a todos. Es el ejemplo de que cuando hacés las cosas con pasión y respetando la tradición, los resultados llegan”. Y no le falta razón, porque el triunfo de Mónica es un empujón para todos los productores locales y pone a Mercedes en boca de todos los amantes de la buena mesa.
Mientras los festejos siguen, ya se escuchan los primeros rumores sobre la edición número 50 del año que viene. Se habla de invitados internacionales, de ampliar la feria y hasta de un monumento al salame. Lo que es seguro es que será una fiesta por todo lo alto, digna de medio siglo celebrando lo mejor de nuestra tierra.
El salame quintero de Mónica Garro no solo conquistó el paladar del jurado, sino que nos recordó a todos que en tiempos de comida rápida y sabores artificiales, nada le gana a lo hecho en casa, con amor y siguiendo las recetas de siempre. Es un pedacito de historia en cada rodaja, un sabor que nos conecta con nuestras raíces y nos hace sentir orgullosos de lo nuestro.