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En el fascinante universo del ajedrez, pocas figuras han brillado con tanto fulgor como José Raúl Capablanca, el legendario maestro cubano que cambió para siempre la forma de entender este milenario juego de estrategia.

Cada 19 de noviembre, los amantes de las 64 casillas celebran el Día Internacional del Ajedrez en su honor, recordando a un genio que fue mucho más que un simple jugador: fue un artista de la inteligencia.

Imaginen a un niño de apenas cinco años capaz de desenmascarar un movimiento ilegal en una partida de adultos y luego derrotar a su propio padre. Así comenzó la leyenda de Capablanca, apodado el “Mozart del Ajedrez” por su genialidad precoz. A los 13 años ya era campeón nacional de Cuba, un prodigio que desafiaba todas las expectativas.

Su trayectoria fue una sinfonía de triunfos. En 1906, en una noche memorable en Manhattan, venció al gran Emanuel Lasker, quien reconoció su talento con las palabras: “Es notable joven, usted no ha cometido errores”. Esa fue la primera señal de que el ajedrez tendría un nuevo rey.

En 1921, Capablanca alcanzó la cima: se coronó Campeón Mundial de Ajedrez, un título que defendería magistralmente hasta 1927. Su estilo era una mezcla de precisión quirúrgica y elegancia natural. En Nueva York, su éxito fue tan aplastante que terminó invicto en un torneo con seis de los mejores jugadores del mundo, superando al segundo lugar por 2,5 puntos.

Su caída épica llegó en 1927 contra Alexander Alekhine, en un match histórico en Buenos Aires respaldado por empresarios argentinos y el presidente Marcelo Torcuato de Alvear. Después de siete años invicto, Capablanca cayó en un encuentro que se convertiría en leyenda: 34 partidas que marcaron un antes y un después en la historia del ajedrez.

Curiosidades que todo ajedrecista debería conocer:

  • En 1951, Cuba lo inmortalizó con su primera estampilla dedicada a un maestro de ajedrez
  • Desde 1962 se celebra en su honor el Torneo Internacional Capablanca in Memoriam, uno de los más prestigiosos de América Latina
  • Su muerte, ocurrida en 1942 en el Club de Ajedrez de Manhattan, fue tan dramática como su vida: cayó fulminado mientras compartía con otros jugadores

Un dato fascinante: aunque el 19 de noviembre es la fecha oficial del Día Internacional del Ajedrez, la UNESCO también reconoce el 20 de julio, fecha de fundación de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE).

Para los amantes del ajedrez, Capablanca no fue solo un campeón. Fue una inspiración, un artista que convirtió cada movimiento en una obra maestra, cada partida en una sinfonía de inteligencia estratégica.

¿Estás listo para seguir sus pasos en las 64 casillas?