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Por Guillermo Apdepnur

La posibilidad de un acuerdo entre sectores del radicalismo y el oficialismo libertario reconfigura el mapa político argentino. Tensiones internas, pragmatismo electoral y viejas heridas ideológicas en juego.

(Buenos Aires) – En medio de una reconfiguración acelerada del escenario político argentino, sectores de la Unión Cívica Radical (UCR) y de La Libertad Avanza (LLA) han comenzado conversaciones informales con vistas a una posible alianza estratégica. Aunque aún no hay confirmaciones oficiales, la sola posibilidad de un acuerdo entre el histórico partido centenario y la fuerza liderada por Javier Milei ha generado repercusiones inmediatas tanto dentro como fuera de los espacios involucrados.

Un acercamiento impensado

Según trascendió desde fuentes partidarias y medios especializados, la negociación es impulsada principalmente por sectores del radicalismo bonaerense ligados a Maximiliano Abad, actual senador nacional. La propuesta contempla construir una coalición con el PRO y LLA en determinados distritos clave, especialmente en la provincia de Buenos Aires, donde las elecciones de medio término del 2025 se perfilan como decisivas.

Negociaciones locales con condiciones

En este contexto, comienzan a registrarse movimientos concretos en el interior bonaerense. En el municipio de General Lavalle, el intendente radical Nahuel Guardia analiza la posibilidad de sumarse a una alianza con LLA y otros sectores políticos. No obstante, según pudo saberse, Guardia plantea condiciones precisas para avanzar: exige mantener el control exclusivo sobre la integración de la lista local, y propone que cada espacio que participante —incluyendo LLA y los sectores del radicalismo— NO pueda presentar listas separadas dentro del mismo frente electoral.

La propuesta, en evaluación, busca garantizar autonomía interna en un esquema amplio de cooperación, sin renunciar a la conducción política territorial. Guardia, electo en 2023, busca preservar su capacidad de decisión en el armado local, evitando imposiciones externas. Esta postura refleja un modelo de “frente abierto” en el que cada sector mantenga su identidad dentro de una estructura común.

Este acercamiento no cuenta con el aval de la totalidad del partido. Intendentes radicales, dirigentes históricos y comités distritales de distintas secciones electorales ya expresaron su rechazo. En la Séptima Sección, por ejemplo, comités como el de Roque Pérez manifestaron que el radicalismo debe “jugar solo”, en alusión a la lista propia tradicionalmente conocida como “Lista 3”.

El caso de General Lavalle podría convertirse en un ejemplo de cómo adaptar las estrategias de alianza a las realidades locales, sin forzar uniformidades que generen rupturas internas.

PINAMAR Y LA COSTA YA ENTREGARON ?

Intendente de Pinamar Juan Ibarguren junto a la Concejal LLA : Elizabeth Ferrin.

Herencia ideológica y pragmatismo

Históricamente, la UCR ha defendido principios republicanos, el respeto a la institucionalidad, el sistema de partidos y una economía social de mercado, en tensión con las posturas libertarias que caracterizan a Milei, centradas en la desregulación total, la eliminación del Estado como actor económico y un discurso disruptivo hacia las instituciones tradicionales.

Sin embargo, en la Argentina actual el pragmatismo electoral parece estar ganando terreno. Tras el derrumbe del espacio de Juntos por el Cambio y la fragmentación de sus fuerzas internas, algunos sectores radicales evalúan que la supervivencia política pasa por reconfigurar alianzas. Para LLA, una apertura hacia cuadros territoriales con presencia real —como los que la UCR conserva en provincias y municipios— podría suplir su principal debilidad: la falta de estructura.

Ventajas y costos

Para la UCR, el principal beneficio de una alianza con LLA sería conservar o incrementar su presencia institucional a través de un nuevo frente electoral competitivo. A cambio, arriesga una ruptura interna profunda, la pérdida de identidad doctrinaria y una probable fuga de cuadros hacia espacios más moderados como Evolución o el GEN.

Para La Libertad Avanza, una alianza con parte del radicalismo significaría un salto cualitativo en su inserción territorial, algo que hasta ahora le ha sido esquivo. No obstante, también implicaría abrirse a negociaciones con un aparato partidario tradicional, algo que choca con el discurso de “casta” que tanto identifica al oficialismo libertario.

Reacciones y resistencias

Las reacciones no tardaron en llegar. El Foro de Intendentes Radicales, que agrupa a más de 25 jefes comunales, expresó su oposición al acuerdo. Dirigentes como Martín Lousteau o Gerardo Morales, aunque distanciados entre sí, comparten la visión de que una alianza con Milei sería “incompatible” con la historia y los valores del radicalismo.

Desde el PRO, la situación se observa con cautela: mientras algunos sectores miran con buenos ojos una eventual confluencia para evitar la dispersión opositora, otros temen que un nuevo frente termine de vaciar de contenido a lo que alguna vez fue Juntos por el Cambio.

El peronismo, por su parte, observa con atención. Una alianza entre UCR y LLA podría restarle base electoral a Unión por la Patria en distritos donde el voto moderado o el radicalismo tradicional tiene presencia. Sin embargo, también apuesta a capitalizar las contradicciones internas que podrían surgir de este acercamiento.

¿Hacia dónde va el mapa político?

El proceso aún está en debate dentro de los comités seccionales y distritales. Las definiciones deberán pasar por las estructuras partidarias y, eventualmente, por la Justicia Electoral si se consolida un nuevo frente. El resultado de estas negociaciones puede alterar profundamente el mapa electoral de cara a 2025 y anticipar nuevas fracturas o realineamientos.

En definitiva, la posible alianza entre la UCR y LLA representa mucho más que una jugada táctica: es un síntoma del momento político argentino, donde los alineamientos tradicionales se desdibujan, y las urgencias electorales empujan a los partidos a explorar caminos antes impensables. La evolución de casos como el de General Lavalle podría marcar el rumbo de nuevas formas de articulación política en el país.