
La Unión Cívica Radical (UCR) de la provincia de Buenos Aires celebró sus elecciones internas este domingo, en un proceso que una vez más se vio envuelto en controversias y acusaciones cruzadas.

Con una participación que apenas superó los 70.000 afiliados, cifra que representa una fracción mínima del padrón total del partido, tanto Miguel Fernández como Pablo Domenechini se declararon ganadores, en una situación que recuerda a la polémica interna de 2020.
El escaso número de votantes no solo refleja una apatía generalizada entre las bases del radicalismo, sino que también plantea interrogantes sobre la legitimidad y representatividad de estos procesos internos.
Esta baja participación se ha convertido en una constante preocupante para el partido centenario, que lucha por mantener su relevancia en el escenario político actual.
En cuanto a los resultados, la Quinta Sección Electoral mostró un panorama diverso.
En distritos como La Costa y General Lavalle, la lista encabezada por Miguel Fernández obtuvo una victoria contundente. En La Costa, fue fundamental la activa participación de la Juventud Radical (JR), que se movilizó intensamente en estas internas, liderada por Miriam Bamondi, JR.

También cabe mencionar la elección que será por proclamación con más del 10% de los afiliados, donde Yamila Coppola se perfila como Presidenta, Gonzalo Barraza como Vicepresidente, Agustín Armani como Tesorero y Miriam Bamond como Secretaria. señalaron fuentes del partido.

Es importante destacar que en La Costa se logró conformar una lista de unidad, mientras que en General Lavalle únicamente se presentó la lista oficialista, lo que plantea interrogantes sobre la verdadera competitividad del proceso en estos distritos.
Por otro lado, en Tandil, la lista liderada por Pablo Domenechini logró un triunfo arrollador, demostrando que el mapa político del radicalismo bonaerense está lejos de ser homogéneo.
Las acusaciones de irregularidades no se hicieron esperar. Domenechini, respaldado por figuras como Martín Lousteau y Facundo Manes, exigió públicamente que se muestren las actas del escrutinio, advirtiendo que no permitirán «que hagan fraude en la junta electoral».
Esta situación reaviva los fantasmas de la interna de 2020, cuando una disputa similar entre Maximiliano Abad y Gustavo Posse sembró dudas sobre la transparencia del proceso.
El oficialismo partidario, por su parte, se apresuró a declarar la victoria de Fernández, afirmando haber ganado en seis de las ocho secciones electorales. Sin embargo, los números difundidos muestran una diferencia mucho más ajustada de lo que inicialmente se proclamó, con apenas un 52% de los votos a favor de Fernández según el escrutinio provisorio.
Esta nueva controversia en las elecciones internas de la UCR bonaerense no hace más que subrayar los desafíos que enfrenta el partido: una base de afiliados cada vez menos participativa, procesos internos cuestionados y una dirigencia dividida.
En un momento en que el radicalismo busca posicionarse como una alternativa sólida de cara a futuros desafíos electorales, estos conflictos internos podrían socavar su credibilidad y capacidad de proyección tanto a nivel provincial como nacional.
La resolución de esta disputa y la manera en que el partido maneje las acusaciones de irregularidades serán cruciales para determinar no solo el liderazgo inmediato de la UCR bonaerense, sino también su capacidad para presentarse como una opción política viable y confiable ante el electorado general.