Donde antes funcionaba el hospital municipal, hoy los vecinos del Partido de la Costa pueden acceder gratis a servicios odontológicos que antes parecían un lujo

El viejo hospital de Santa Teresita encontró su nueva misión: devolver sonrisas a una comunidad que durante mucho tiempo tuvo que esconderlas.
Un Edificio con Historia, Una Misión Renovada
El edificio que durante décadas albergó el hospital municipal tenía buenos huesos, como dicen los arquitectos. Pero necesitaba un nuevo propósito. La decisión de transformarlo en un centro odontológico especializado no fue casualidad: respondía a un reclamo histórico de los vecinos que veían cómo los problemas dentales se convertían en dolores de cabeza familiares.
Dos Pisos, Mil Posibilidades
El centro despliega sus servicios en dos plantas que parecen sacadas de una clínica privada de primer nivel. En la planta baja funcionan los consultorios de odontología general, donde se atienden desde limpiezas hasta empastes. En el primer piso, la cosa se pone más seria: endodoncia, cirugías complejas y hasta implantes para quienes los necesiten.
Pero hay algo que hace especial a este lugar: tiene consultorios pensados exclusivamente para chicos y para personas con discapacidad. Los consultorios de odontopediatría parecen sacados de un cuento, con colores alegres y juguetes que hacen que los más pequeños olviden sus miedos.
Prevenir Antes que Curar
El centro no solo arregla problemas: los previene. Los odontólogos hacen hincapié en enseñar a los pacientes cómo cuidar sus dientes en casa, porque saben que una buena higiene bucal evita tratamientos más complicados después.
Las estadísticas dicen según el Ministerio de Salud, seis de cada diez argentinos no van al dentista por problemas económicos. En el Partido de la Costa, esa barrera ya no existe.
Más que un Centro de Salud
El lugar se convirtió en algo más que un centro odontológico: es un símbolo de que las cosas pueden cambiar para mejor. Vecinos que nunca habían pisado un consultorio dental ahora van regularmente, familias que postergaban tratamientos por años los están haciendo, y chicos que lloraban con solo escuchar la palabra «dentista» ahora van corriendo.
Los vecinos del Partido de la Costa ya no tienen que elegir entre pagar el alquiler o ir al dentista. Ya no tienen que soportar dolores porque no pueden costear un tratamiento. Y lo más importante: sus hijos están creciendo con la idea de que cuidar los dientes es normal, no un lujo.