Valeria Gisela Nicholson, oriunda de Lucila del Mar, denunció a su concubino Eduardo Horacio Buroni, un conocido periodista de La Costa, por abuso sexual y psicológico.


En la Comisaría de la Mujer de Aguas Verdes, Valeria relató el calvario que ella y sus cinco hijos habían estado soportando durante varios años.
«Nos violentó a mí y a mis hijos tanto física como psicológicamente, con violencia verbal durante varios años e intenta cagarme la existencia», declaró Valeria ante las autoridades policiales. «Logré sacármelo de encima por violento», agregó.
La denuncia de Valeria llevó a la exclusión del hogar y la prohibición de acercamiento de Buroni al domicilio de la Lucila del Mar. La mujer encontró refugio en un hogar de mujeres que sufren violencia de género, pero durante el transcurso de los días, Buroni hizo varias extracciones del cajero y dejó a Valeria sin dinero en sus tarjetas.
«Sin nada con los chicos tuve que caer en un hogar de refugio para mujeres que sufren violencia de género», lamentó Valeria. Además, el dueño de la casa donde vivía con Buroni le pidió que se fuera y le exigió el pago de $46.000 por el alquiler de febrero. Valeria ofreció pagar todo el alquiler, pero el dueño de la casa no quiso esperar y quiere que se vayan.
Esta no es la primera vez que Eduardo Buroni ha sido denunciado por violencia de género. Valeria lo describió como alguien que ha causado demasiado dolor y sufrimiento en su vida.
La denuncia de Valeria es un ejemplo más de la violencia de género que sufren muchas mujeres en Argentina. Esperamos que la justicia actúe y que se haga justicia para ella y para todas las mujeres que están en situaciones similares.
La denuncia realizada por Valeria Gisela Nicholson contra su pareja, el periodista Eduardo Horacio Buroni, por abuso sexual y psicológico ha causado una gran conmoción en la comunidad local. Pero ahora, nuevos documentos han salido a la luz, arrojando aún más luz sobre la situación desesperada en la que se encontraba la víctima.
Valeria presentó ante las autoridades policiales papeles que demuestran que su concubino hizo varias extracciones del cajero y dejó sus tarjetas en cero al abandonar el hogar que compartían. Esta información no sólo pone en evidencia la crueldad del agresor al privar a la víctima y sus hijos de recursos económicos esenciales, sino que también demuestra su falta de responsabilidad y compromiso en la relación.
Esto se suma a las impactantes denuncias de abuso físico y psicológico que Valeria hizo ante la Comisaría de la Mujer de Aguas Verdes. Su relato detallado de la violencia que ella y sus hijos sufrieron a manos de su pareja ha conmocionado a la comunidad y generado un fuerte repudio hacia el agresor.
Los documentos presentados por Valeria son una prueba más de la gravedad de la situación y la necesidad urgente de proteger a las víctimas de la violencia de género en nuestro país. Es necesario que se tomen medidas concretas para garantizar la seguridad y el bienestar de las mujeres y sus hijos que sufren en silencio este flagelo social.

