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Por Guillermo Apdepnur

Argentina retoma la producción de un recurso estratégico que promete generar empleo calificado y consolidar su posición en el mercado nuclear internacional

En el complejo escenario geopolítico mundial, donde la transición energética cobra protagonismo, Argentina se prepara para recuperar uno de sus activos tecnológicos más valiosos: la producción de agua pesada. La CNEA ahora trabaja para reabrir esta planta, que quedó paralizada en 2017. La idea es que vuelva a producir en 2025.

La Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), ubicada en Neuquén, representa mucho más que una instalación industrial. Es el símbolo de la capacidad argentina para dominar tecnologías complejas y posicionarse como actor relevante en el mercado nuclear internacional. Durante décadas, esta planta fue reconocida como la más grande del mundo en su tipo, consolidando al país como referente en tecnología nuclear.

El Impacto de la Paralización

La interrupción de la producción en 2017 no solo significó la pérdida de autonomía energética, sino que también generó un vacío en el mercado internacional que otros países aprovecharon. Argentina, que había construido su prestigio nuclear a través de desarrollos propios como el reactor de investigación RA-1 y las centrales nucleares Atucha I y II, se vio obligada a importar un insumo que anteriormente exportaba con éxito.

En la Argentina tenemos tres centrales nucleares de este tipo: Atucha I, Embalse y Atucha II. Entre las tres aportan del 7 al 9% del total de la energía eléctrica del país. Estas instalaciones requieren agua pesada como moderador de neutrones y refrigerante, un componente crítico para su funcionamiento seguro y eficiente.

La Oportunidad del Renacimiento

La reactivación de la PIAP no solo representa la recuperación de la soberanía energética, sino que abre un horizonte de oportunidades extraordinarias. En la actualidad, se está acondicionando una de sus dos líneas de trabajo para que vuelva a funcionar en 2025, con una producción de 80 toneladas anuales.

El proceso de producción de agua pesada es técnicamente desafiante y requiere alta especialización. Un litro de agua pesada implica el procesamiento de 20 000 litros de agua común, lo que demanda no solo infraestructura sofisticada, sino también personal altamente capacitado en química, ingeniería nuclear y procesos industriales complejos.

Generación de Empleo Calificado

La puesta en marcha de la PIAP creará una cadena de valor que impactará positivamente en el mercado laboral argentino. Desde técnicos especializados en procesos químicos hasta ingenieros nucleares, pasando por operadores de planta y especialistas en mantenimiento, la planta demandará profesionales de alta calificación.

Esta demanda laboral se extenderá más allá de la operación directa. El sector de servicios técnicos, proveedores especializados, empresas de ingeniería y desarrollo de tecnología nuclear experimentará un crecimiento significativo. La formación de recursos humanos especializados fortalecerá el ecosistema académico y científico nacional, consolidando a Argentina como centro de excelencia en tecnología nuclear.

Proyección Internacional y Cooperación Tecnológica

CNEA y Candu Energy Inc. acuerdan suministro y cooperación tecnológica en agua pesada, lo que demuestra el interés internacional en la capacidad argentina. Esta alianza estratégica no solo facilitará la transferencia tecnológica, sino que posicionará al país como socio confiable en el desarrollo nuclear global.

El mercado internacional del agua pesada está experimentando un crecimiento sostenido, impulsado por la expansión de programas nucleares en diversos países y la necesidad de renovar inventarios existentes. Argentina, con su experiencia histórica y capacidad tecnológica probada, está en condiciones de capturar una porción significativa de este mercado.

Diversificación Productiva

La segunda línea de producción de la PIAP será la fabricación de amoníaco y urea para ser utilizados como fertilizante, lo que añade una dimensión adicional al proyecto. Esta diversificación permitirá optimizar la infraestructura existente y generar ingresos complementarios, fortaleciendo la viabilidad económica de la iniciativa.

El Camino Hacia el Futuro

La reactivación de la PIAP representa una oportunidad única para que Argentina retome el liderazgo en tecnología nuclear que supo construir a lo largo de décadas. La combinación de capacidad técnica local, infraestructura existente y demanda internacional creciente configura un escenario favorable para el desarrollo de una industria estratégica.

El proyecto trasciende la mera producción de un insumo nuclear. Representa la reconstrucción de una cadena de valor tecnológica compleja, la generación de empleo de alta calificación y la consolidación de Argentina como actor relevante en el escenario nuclear internacional.

La apuesta por el agua pesada es, en definitiva, una apuesta por el futuro tecnológico del país. Un futuro donde la ciencia, la tecnología y la industria se combinan para crear oportunidades, generar empleo y proyectar a Argentina como líder en sectores de alta complejidad tecnológica.

La cuenta regresiva hacia 2025 ya comenzó, y con ella, la expectativa de una nueva era dorada para la industria nuclear argentina.